jueves, 22 de mayo de 2008

Antologia de romances

Clases de romances

* Históricos

Tratan temas relacionados con la historia.

* Fronterizos

Narran lo que pasaba en las fronteras o en las batallas fronterizas contra los moros.

* Legendarios

Están basados en leyendas populares.

* Carolingios

Narran hazañas de héroes de la épica francesa.

* Novelescos

Se basan en temas inventados.

* Líricos

Expresan sentimientos del autor.






Romance histórico: "La venganza de Mudarra"

Los siete infantes de Lara, hijos de Gonzalo Gustios, asisten a la boda de su tío
Rodrigo de Lara con doña Lambra, en Burgos. Durante la fiesta, la novia se cree
ofendida por los infantes y Rodrigo promete vengarla. Enviado Gonzalo Gustios a
Córdoba con una falsa embajada, es retenido por Almanzor, que no se atreve a matarlo.
Para completar la traición, Rodrigo prepara una trampa a sus sobrinos, que son
decapitados por los moros. Almanzor presenta las cabezas de sus hijos a su prisionero.
Para consolarlo de sus penas, el caudillo moro le ofrece a su hermana con la que tiene
un hijo, Mudarra, que vengará la muerte de sus hermanos, los siete infantes de Lara.

Este romance es el último de la serie, y resume el final de una trágica historia de
venganzas familiares.
A caza va don Rodrigo,
ese que dicen de Lara;
perdido había el azor,
no hallaba ninguna caza;
con la gran siesta que hace
arrimado se ha a una haya,
maldiciendo a Mudarrillo,
hijo de la renegada,
que si a las manos hubiese
que le sacaría el alma.

El señor estando en esto,
Mudarrillo que asomaba:
-Dios te salve, buen señor,
debajo la verde haya.
-Así haga a ti, caballero; buena sea tu llegada.
-Dígasme, señor, tu nombre,
decirte he yo la mi gracia.
-A mí me llaman don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara,
cuñado de don Gonzalo,
hermano de doña Sancha;
por sobrinos me los hube
los siete infantes de Lara.
Maldigo aquí a Mudarrillo,
Hijo de la renegada,
si delante lo tuviese,
yo le sacaría el alma.
-Si a ti dicen don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara,
a mí Mudarra González, hijo de la renegada,
de Gonzalo Gustios hijo
y alnado de doña Sancha;
por hermanos me los hube
los siete infantes de Lara;
tú los vendiste, traidor,
en el val del Arabiana.

Mas si Dios ahora me ayuda,
aquí dejarás el alma.
-Espéresme, don Mudarra,
iré a tomar las mis armas.
-El espera que tú diste
a los infantes de Lara;
aquí morirás, traidor,
enemigo de doña Sancha.

Romance fronterizo: "Abenámar"

En el año 1431, el rey Juan II de Castilla llega ante Granada acompañado del infante
moro Abenámar, a quien había ofrecido el trono de este reino. La cuidad se rinde y el
infante es reconocido rey en ella.
El romance tiene evidente inspiración morisca. Los poetas árabes llaman con frecuencia
"esposo" de una región al señor de ella, y de aquí el romance tomó su imagen de la
cuidad vista como una novia a cuya mano aspira el sitiador.
-¡Abenámar, Abenábar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida;
moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.
-No te la diré, señor,
aunque me cueste la vida.
-Yo te agradezco, Abenámar,
aquesta tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!
-El Alhambra era, señor,
y la otra, la mezquita; los otros, los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba,
cien doblas ganaba al día,
y el día que no los labra
otras tantas se perdía;
desque los tuvo labrados,
el rey le quitó la vida
porque no labre otros tales
al rey del Andalucía.
El otro es Torres Bermejas,
castillo de gran valía;
el otro, Generalife
huerta que par no tenía.
Allí hablara el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía: -Si tú quisieras, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla.
-Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería.
Hablara allí el rey don Juan,
estas palabras decía:
-Échenme acá mis lombardas
doña Sancha y doña Elvira;
tiraremos a lo alto,
lo bajo ello se daría.
El combate era tan fuerte
que grande temor ponía.

Romance legendario: "El infante Arnaldos"

En este romance de aventuras, el infante Arnaldos se embarca en una nave desconocida y
encuentra en ella a sus familiares y criados, que andaban buscándole.
El final truncado, al que llega después de varias tentativas, convierte un romance de escaso
interés en una obra maestra, pues da a la canción del marinero un gran misterio. El acierto
en el corte brusco aparece así como una verdadera creación poética.
¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!
Andando a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de sedas,
la jarcia de oro torzal, áncoras tiene de palta,
tablas de fino coral.
Marinero que la guía,
diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando, al mástil vienen posar.
Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Por tu vida, el marinero,
dígasme ora ese cantar.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.

Romance lírico: "El prisionero"

Una simple canción carcelera convertida en una expresión emocionada del aislamiento y la
incomunicación.
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor, cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que no sé cuándo es de día ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me canta al albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.







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